LG, Samsung o Panasonic han presentado muchas novedades entre las que se confirma la vuelta de la pantalla plana y la tecnología LED como referente en pantallas
Este año ha dejado una tendencia clara en el campo de los televisores. Los fabricantes han abandonado las curvas y esos diseños curvados que tanto atrajeron al público el pasado año para centrarse en otros aspectos relacionados con la calidad de imagen. Así, las resoluciones 4K se han convertido en el estándar a perseguir por la industria, pero mientras ese paso se acelera también se va agrandando el camino de los paneles tipo OLED.
Una tecnología que produce negros profundos y colores intensos, aunque como contrapartida está el hecho de las dudas que están depositadas sobre su escasa durabilidad. Además, dados los altos requerimientos a la hora de su producción no todas las pantallas orgánicas ofrecen la misma calidad. Aún así, esta temporada se ha exhibido una popularización de estos televisores que han continuado reduciendo sus precios hasta hacerlos más asequibles.
Otra tendencia que ha quedado constatada ha sido el esfuerzo por dar soporte a la tecnología HDR -Alto Rango Dinámico- que, pese a la existencia de varios estándares (Dolby Vision, HDR 10... ) ha permitido mejorar la calidad de imagen al ofrecer una mayor paleta de colores. Un escenario del que se han empezado a beneficiar plataformas de «streaming» como Netflix, que ha comenzado a adaptarse a esta tecnología. Así, firmas como LG, Samsung o Sony han lanzado impresionantes «cajas tontas», que cada vez son menos tontas, y que marcan el paso de la innovación.
LG Signature Oled TV W

El pasado mes de enero LG lanzaba la gama Signature Oled TV W7, su gama más alta de televisores que pretendía ser la alternativa perfecta al QLED de Samsung. Su principal atractivo es la diagonal de 77 pulgadas y un diseño sin marcos, así como su grosor de menos de 3 milímetros, pasando del Picture in Glass de su antecesor al Picture-on-wall, ya que tiene un anclaje magnético a la pared con el fin de que exista el menor espacio entre el dispositivo y su ubicación, casi como un póster (de hecho, se puede curvar como tal).
También cuenta con resolución 4K (UHD, Ultra High Definition)que multiplica por cuatro la resolución del Full HD (Alta definición). Y todo ello en apenas 8 kilos de peso. Eso sí, el audio necesita de altavoces exteriores que se integran en un módulo aparte con Dolby Atmos y una caja de conexiones que se conecta con un cable al televisor, ideado exclusivamente para colgarlo en la pared (no dispone de peana).
En cuanto a calidad de la imagen, cuenta con la tecnología ULTRA Luminance, que es capaz de mejorar considerablemente el contraste entre las zonas más oscuras y las más brillantes gracias a su análisis continuo que detecta el exceso de corriente de las zonas oscuras para enviarle a aquellas más brillantes que la requieren, mejorando así el efecto de contraste.
Además, el HDR cuenta con varias funciones: Active, que engloba todos los estándares y sistemas que hay ahora mismo en el mercado como HDR10, Dolby Vision, HLG (Hybrid Log Gamma) y Advance HDR Technicolor. Y HDR Effect, que procesa el contenido de definición estándar imagen por imagen para simular un HDR nativo. También posee una función Smart TV con webOS e integración de plataformas como Vudu, Amazon o Netflix.
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