Tras meses de rumores, la firma americana desvela su terminal estrella con el que pretende homenajear el décimo aniversario de su llegada, cumpliendo con los pronósticos: pantalla OLED y reconocimiento facial
Diez años han pasado, pero si lo tuviéramos que analizar en términos tecnológicos sería, prácticamente, una vida entera. Tras meses de rumores y en medio de una gran expectación, Apple ha desvelado, por fin, las características y diseño final del iPhone X, su nuevo dispositivo móvil con el que quiere rendir homenaje a una década. Y lo ha hecho por todo lo alto durante una presentación oficial Keynote que ha ejercido de inauguración del teatro Steve Jobs. Y, para evitar las dudas, se llamará «Ten» -diez, en español-.
El terminal, de diseño vanguardista, se une a la tendencia actual de pantallas inmensas que cubren prácticamente una parte del dispositivo. A nivel visual, las 5.8 pulgadas de diagonal de pantalla que ofrece dan la sensación de ser menores. La tecnología empleada es OLED, que genera unos contrastes intensos y colores vivos. Con ello la compañía da el salto a este tipo de paneles que ya incorporan otros terminales del mercado como algunos modelos de Samsung o LG.
Técnicamente, hablamos de un dispositivo de alto rendimiento que incluye el nuevo procesador A11, aunque se desconoce su memoria RAM dado que es un dato que la compañía no suele facilitar. Fabricado en metal, el iPhone X, la propia compañía lo ha presentado como el «futuro del smartphone».
Una de sus características más novedosas es FaceID, un sistema de reconocimiento facial que permitirá a los usuarios desbloquear el dispositivo «por la cara». El sensor, que puede funcionar en diferentes ángulos, promete reconocer los rostros incluso en condiciones de baja luminosidad.
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